NUNCA DEJES DE HACERME SONREIR .!

Amo la forma en la que te acercas a mí; la forma en que caminas, oculto mis nervios pero Igual te das cuenta y me sostienes las manos, me pasas tu tranquilidad; Me decis cosas que me hacen volar lejos de acá, mas allá de un vos y yo, mas allá de nosotros. 

 Amo tu voz, amo los paseos que damos juntos agarrados de la mano y también cuando mi cabeza se reposa en tu hombro; Amo cuando tus ojos se posan dulcemente en los míos y con toda firmeza seguridad y sinceridad susurras: "Te amo, Te amo mas que a nada".
 Pero no sabes que soy la chica más feliz del mundo cuando NOS REIMOS JUNTOS... Por favor jamás te vayas de mi lado, nunca destroces mi corazón porque Vos estas en él y no querrás hacerte daño a ti mismo; Pero por todas las cosas te pido:
Por favor NO DEJES DE HACERME SONREIR, porque con eso y todas tus palabras y actos haces que me sienta feliz, jamás me sentí tan cómoda, segura y feliz a tu lado así que jamás dejes de hacerme sonreír porque así fue como me conquistaste la primera vez.

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¿Qué ocurre cuando no puedes más? ¿Cuándo necesitas respirar? A nadie le regalan un manual para soportar la angustia y las ganas de detenerse, estancarse y llorar. A ninguno de nosotros nos enseñan a superar los obstáculos, nosotros tenemos que aprender, ¿saben cómo? A BASE DE GOLPES. Mientras más caídas tengamos, más sabios seremos. Y aunque a veces tengamos en cuenta que la felicidad es lo más i

mportante, no podemos evitar sentirnos incompletos, aunque de alguna forma lo tengamos todo. Porque siempre habrá alguien que nos falta y que necesitamos o algo que deseemos con toda nuestra alma ¿Soy la única persona que odia esa sensación? ¿La única persona que siente eso?
Lo peor de todo es que no sabes qué ocurre contigo, solamente sabes una cosa: te ocurre algo pero no sabes que es aunque en el fondo lo sabes pero por vergüenza o “inmadurez” no te lo haces saber, lo tienes escondido a ese sentimiento que te hace sentir así; Y tratas sonreír, y enfrentar tus problemas. Pero JAMÁS nos han enseñado a enfrentarlos, eso hace que sea doblemente difícil hacerlo, y no solo difícil, sino también doloroso. ¿Qué pasa cuando ya no tienes ganas de hacer nada? ¿Cuando todo te da exactamente lo mismo? Y es que a veces vamos muy rápido, y es necesario tomarnos un respiro para poder continuar, aunque ese respiro nos duela... a veces hay que esperar.